Nunca he sido un gran seguidor de la música rap, pero si es cierto que concretamente algunos artistas y bandas de rap me gustan mucho. Entre los pocos raperos de los que soy un gran fan se encuentra el polifacético Kanye West.
La admiración que siento por este artista se debe a su ansia de expresar todas esas miles de ideas y de proyectos que se esfuerza por realizar. Su dedicación y esfuerzo por llevar a un nivel diferente la música rap y su éxito a la hora de conseguir buenísimas canciones, han conseguido que este chico de Atlanta se haya convertido no solo en el rapero más importante del mundo, sino en uno de los artistas más influyente del planeta.
Si hablamos de su gran discografía hay que nombrar los maravillosos discos Late Registration y Graduation, discos que supusieron un gran cambio dentro del género rap, ya que fue de los primero raperos en introducir ritmos sinfónicos y orquestales, sonidos electrónicos y demás ritmos antes poco escuchados en la música rap.
Lo mejor que ha sabido hacer a la hora de realizar sus producciones Mr. West es rodearse de diferentes artistas que han ido dejando huella en su forma de concebir la música. Entre las colaboraciones que ha realizado están el famoso dúo de electrónica Daft Punk, el cantante de soul y jazz (y gran amigo suyo) John Legend, el rapero Jay-z, Lupe Fiasco, Chris Martin de Coldplay o Adam Levin de Maroon 5.
Si bien es cierto que su penúltimo disco 808s & heartbreak no obtuvo un gran éxito ni muy buenas críticas, ya que su afán por experimentar sonidos y técnicas nuevas hicieron que este álbum se desviara de la exitosa estela de su antecesor y se convirtiera en un pequeño tropiezo en su carrera. Este pequeño bache ocurrió en la época más triste de la vida de Kanye, en la que la muerte de su madre y una ruptura amorosa muy complicada marcaron su visión musical.
Pero hoy tengo que decir que Kanye West vuelve con más fuerza que nunca y vuelve presentando su nuevo álbum My Beautiful Dark Twisted Fantasy con un corto de algo más de 30 minutos dirigido por él mismo en el que le vemos intentando convencer a una mujer con alas de que se quede a su lado. Se trata de un personaje inadaptado que no puede sino recordarnos al mismo Kanye, a juzgar por todos los episodios que le hemos visto protagonizar en los últimos años, en un constante medio camino entre lo tierno y lo ridículo.
Este último disco supone una vuelta de Kanye a la época del Late Registration y Graduation, de donde salieron las geniales canciones Gold digger, la orquestal Diamonds from Sierra Leona, Touch the sky, la espiritual Heard’em say, Stronger, Homecoming, etc. Así My Beautiful Dark Twisted Fantasy está lleno de esa emoción y energía radiante que emite Kanye en cada canción y en cada movimiento.
Este es un momento fundamental que sirve para empalmar dos facetas sin las que la personalidad de Kanye West no sería lo mismo: su debilidad, su romanticismo y su pasión con su correspondiente complejo de culpa de un lado, y su implicación política, de otro. Ambas brillan en este disco perfectamente encajadas, como queriéndonos decir que hasta el último pedazo de su vida ha tenido un porqué que ahora queda explicado en forma de pequeña obra de arte.
Desde la animada Dark fantasy pasando por la africana Power hasta la emotiva y minimalista Runaway el disco rebosa buenas canciones que tras varias escuchas te dejan realmente enganchado. Aunque en este disco han colaborado artistas como Kid Cudi, Elton John, Rihanna o La Roux, a Kanye no le hace falta nadie para triunfar y sacarse una auténtica obra maestra de la manga. Así no es extrañar que la crítica se haya rendido a My Beautiful Dark Twisted Fantasy y que el mundo de la música esté aplaudiendo el gran regreso de Kanye West.
